Enzo Trepiccione

Nació en Caserta el 1/2/1969, obtuvo el diploma de bachillerato en artes aplicadas en el Instituto Estatal de Arte de San Leucio (Caserta) donde tuvo entre otros, como docente, al maestro Bruno Donzelli. 

Se licenció en Pintura en la Academia de Bellas Artes de Nápoles, alumno del maestro Carmine Di Ruggiero. De septiembre de 1993 a diciembre de 1997, trabajó como restaurador con la empresa Coppola Restauri en Roma, en el Palacio Real de Caserta, en diciembre de 1997 se trasladó a París, visitando frecuentemente el Centro Georges Pompidou y el Museo Picasso. 

En junio de 1998 regresó a Italia donde continuó trabajando como restaurador y asistente del maestro Bruno Donzelli, expuso en varias exposiciones colectivas y realizó dos exposiciones personales. En noviembre de 1999 regresa a París para trasladarse, en 2000, a Valencia donde es contratado para dirigir la restauración de los frescos del ábside de la Basílica de San Nicolás, obra del maestro Dionisio Vidal. En Valencia entró en contacto con un grupo de artistas e inició una serie de exposiciones colectivas y personales por todo el territorio español. Interesados por su obra: Aldo Elefante, Carlo Robero Sciascia, Fernando Caballero, Valeriano Venneri, Luigi Fusco, Maria Luisa Pérez Rodríguez.

       DE SU OBRA

      Aunque inicialmente los ideogramas son imágenes aisladas, en la obra de Enzo se establecen claramente relaciones estrechas entre lo gráfico y lo simbólico elaborando así su discurso plástico.

         El símbolo gráfico nos lleva a través del mundo exterior ,visible y consciente , a otras  experiencias subjetivas del mundo interior del artista, más expresivas, intensas, sensitivas y afectivas.

SEGÚN MINO IORIO 

La pittura di Enzo Trepiccione continua un discorso analogo basato su di uno specifico repertorio semantico che prende forma attraverso una continua evoluzione segnica e cromatica. L’opera diventa rappresentazione in chiave antropologica e naturalistica dei simboli che hanno caratterizzato la storia dell’umanità, dalle origini al mondo contemporaneo affidando al tratto espressionistico l’intensità del messaggio. Enzo in molti casi sa essere un profondo interprete del gusto sentitamente mediterraneo nel senso che inaugura in molte sue opere quel cromatismo brillante ed emotivo evocando grandi nomi del Novecento come quello di Giulio Turcato che a partire dagli anni Sessanta rivolge tutto il suo impegno esclusivamente all’astrazione e alle ricerche sul colore allorquando in seguito ad un viaggio in Asia fu affascinato dagli ideogrammi cinesi che diventano “vere e proprie rappresentazioni formali dell’espressione” come nell’opera intitolata Segnico, del 1960, e appartenete al museo di arte moderna e contemporanea di Terni. Ebbene analogamente, tutto ciò, è possibile rintracciarlo anche in Enzo Trepiccione con l’aggiunta di una particolare predisposizione alla schematizzazione della superfice del quadro o della tela e ad una pennellata radiosa e smagliante.